Semillas de Identidad

Inventarios y diagnósticos

Las semillas han sido criadas mediante el trabajo, la creatividad, la experimentación y el cuidado colectivo. A su vez, ellas fueron criando a los pueblos. Las semillas forman parte esencial de las culturas ancestrales y sirven para transmitir los conocimientos adquiridos por las comunidades indígenas y campesinas de todo el mundo. Asimismo, se integran en un proceso constante de creación y renovación. Las mujeres han tenido un papel protagónico en la conservación, la selección y el intercambio de semillas. Son ellas quienes han velado por nuestros conocimientos tradicionales.
Las semillas y las razas de los animales criollas y nativas son una fuente de bienestar para las comunidades y representar la mejor posibilidad para mejorar la calidad de vida y asegurar la conservación de los ecosistemas silvestres y manejados, el mantenimiento y protección de suelos, las fuentes de agua, los sistemas productivos agropecuarios locales, la alimentación y los saberes tradicionales de las comunidades. 

Las semillas criollas son fundamentales para garantizar la soberanía y autonomía alimentaria de los pueblos y son nuestro seguro para enfrentar la crisis alimentaria y salvaguardar la agricultura frente al cambio climático; es así como la diversidad de semillas criollas y los sistemas de producción tradicionales, se constituyen en una estrategia de resiliencia indispensables frente al cambio climático.

Las semillas criollas también son el mejor instrumento que tienen las comunidades rurales para enfrentar el modelo de desarrollo agrícola insostenibles basados en monocultivos agroindustriales, que imponen la dependencia a las semillas híbridas y transgénicas, las cuales han sido patentadas y controladas por las empresas semilleras que pretenden controlar todo el sistema agroalimentario.

Es preocupante la progresiva pérdida de semillas criollas (tanto silvestres como cultivadas) y conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas, afro y campesinas, lo que ha generado la pérdida de la soberanía y autonomía alimentaria de las comunidades locales.
Entre las causas principales de la perdida de agrobiodiversidad se resaltan: destrucción de bosques y ecosistemas naturales; la pérdida de conocimientos tradicionales y de sistemas de producción locales; presiones demográficas; pastoreo excesivo; monocultivos agroindustriales
y proyectos minero energéticos; cambios en las prácticas agrícolas; y el control monopólico de las semillas por las empresas.
Ante la necesidad de recomponer los sistemas productivos tradicionales, con la utilización de semillas y razas criollas se buscan mejores condiciones de calidad de vida, que permitan la permanencia en el campo en condiciones dignas y el reconocimiento de los saberes y el trabajo de los mayores y especialmente de las mujeres.

Consulta la Guía metodológica: Diagnóstico, recuperación, conservación y difusión de semillas criollas

Se propone esta guía metodológica básica para la recuperación de semillas, con la idea de aportar una herramienta para avanzar en el proceso de recuperación, conservación y producción de semillas criollas y la conservación de saberes tradicionales y ancestrales de comunidades locales, que incluye aspectos como: los diagnósticos participativos para identificar las diferentes especies y variedades de semillas, sus características morfológicas principales, los principales usos, el estado de presencia y pérdida de las mismas, las causas de la pérdida, la identificación de épocas de disponibilidad de semillas, los sitios dónde encontrarlas y algunas prácticas de conservación y cuidado. Igualmente se identifican prácticas para el manejo y conservación de semillas en pos cosecha, técnicas y procedimientos para realizar la multiplicación de semillas mediante bancos y casas de semillas y otras estrategias comunitarias para la selección y mejoramiento de semillas de buena calidad.
Adicionalmente contiene herramientas para identificar diferentes especies que tienen otros usos fundamentales para la protección y manejo sostenible de los ecosistemas, como por ejemplo las plantas que utilizan para alimentar el suelo, para la alimentación animal, y también especies maderables, medicinales, entre otros usos; las cuales son componentes fundamentales en el manejo integral de los agroecosistemas y áreas protegidas de los territorios de comunidades locales.